Entrevista a María Alcaide (b.1992 en Aracena, España) vive y trabaja entre Barcelona, España y París, Francia.
Me encuentro con María en su estudio-casa-habitación en la Cité des Arts de París, un espacio tan íntimo que parece sacado directamente de una de sus carnales instalaciones. Dentro, sus objetos personales — ropa, cama y muebles — se entremezclan con sus obras, dispersas por toda la habitación. Órganos, pieles y vísceras cuelgan sobre sus pertenencias, transformando el espacio en algo parecido a un gigantesco cuerpo invertido.
Mientras se inclina sobre sus retazos viscerales, María me habla de todo un poco. Desde los inicios de su práctica textil en un grupo de chicas Erasmus, hasta las influencias andaluzas que se tejen en su obra, como las alusiones a la industria cárnica de su ciudad natal o sus colaboraciones con bailarines de flamenco. La artista también expresa sus sentimientos encontrados sobre su actual estilo de vida nómada, los cuales explora en su reciente video "Me he ido tantas veces que no sé si avanzo o retrocedo..." (2023). Otra de sus últimas obras, "Le Ventre de Paris" (2023), cuelga ante nosotros mientras hablamos. Se trata de un edredón de colores vibrantes que representa las formas sinuosas de intestinos e hígados. Esta instalación interpreta metafóricamente los diversos barrios de París a través del sistema digestivo, explorando los hábitos culinarios de la ciudad y su transformación en una vasta red intestinal donde el metro y las catacumbas se entrelazan con el mercado internacional. ¡Yum!
El resto, mejor dejarlo a sus respuestas:
Me encuentro con María en su estudio-casa-habitación en la Cité des Arts de París, un espacio tan íntimo que parece sacado directamente de una de sus carnales instalaciones. Dentro, sus objetos personales — ropa, cama y muebles — se entremezclan con sus obras, dispersas por toda la habitación. Órganos, pieles y vísceras cuelgan sobre sus pertenencias, transformando el espacio en algo parecido a un gigantesco cuerpo invertido.
Mientras se inclina sobre sus retazos viscerales, María me habla de todo un poco. Desde los inicios de su práctica textil en un grupo de chicas Erasmus, hasta las influencias andaluzas que se tejen en su obra, como las alusiones a la industria cárnica de su ciudad natal o sus colaboraciones con bailarines de flamenco. La artista también expresa sus sentimientos encontrados sobre su actual estilo de vida nómada, los cuales explora en su reciente video "Me he ido tantas veces que no sé si avanzo o retrocedo..." (2023). Otra de sus últimas obras, "Le Ventre de Paris" (2023), cuelga ante nosotros mientras hablamos. Se trata de un edredón de colores vibrantes que representa las formas sinuosas de intestinos e hígados. Esta instalación interpreta metafóricamente los diversos barrios de París a través del sistema digestivo, explorando los hábitos culinarios de la ciudad y su transformación en una vasta red intestinal donde el metro y las catacumbas se entrelazan con el mercado internacional. ¡Yum!
El resto, mejor dejarlo a sus respuestas:
Carne de mi Carne: entraña, 2021. Imagen cedida por la artista
¡Hola, María! Naciste en Aracena, Huelva, y desde entonces has llevado una vida muy movida. Sevilla, Berlín, Barcelona… y ahora París. ¿Puedes explicar tu trayectoria y qué te llevó a mudarte a estas ciudades?
Desde que comencé mis estudios, mi vida ha estado llena de constantes mudanzas, como para muchas de las que nos dedicamos al arte. Cada ciudad en la que he vivido ha afectado a mi práctica artística, quizás porque dejarse afectar es la única manera de poder seguir haciendo, buscando hacia delante pero también hacia el pasado, intentando entender lo que nos sostiene aquí, ahora.
"Me he ido tantas veces que no sé si avanzo o retrocedo..." (2023) es el título del proyecto que estás desarrollando. Además de tratar tus propias circunstancias nómadas, ¿también tienes la intención de expresar una preocupación más general sobre la precariedad en el sector artístico, específicamente en España?
Es una cuestión que atraviesa todo mi trabajo. He crecido en un pueblo del Andalucía donde aparentemente no hay acceso a la cultura pero, sin embargo, hay muchas artistas, músicos, fotógrafas… El poco apoyo institucional que recibimos y la falta de una red de apoyo hace que todo ese potencial cultural se pierda o se olvide y que muchas acabemos teniendo que irnos. Cuando llegamos a las ciudades, esos supuestos grandes polos culturales, vivimos en condiciones a veces indignas y tenemos que volver a construir nuevas redes, nuevos espacios seguros.
¿Por qué tu elección de medios digitales?
Suelo trabajar con medios digitales, aunque de manera un poco “pirata”, en el sentido en que intento usar esas tecnologías para cambiar las imágenes hegemónicas a las que contribuyen por otras imágenes que se acerquen más a la carne. Por ejemplo, me apropio de herramientas 3D o de vídeos ya producidos y, mediante el montaje y el ensamblaje, los introduzco en nuevos contextos de significado. Siempre intento cuidar la elección de medios y materiales, aunque no me interesa “lo digital” simplemente por lo novedoso que pueda llegar a ser, sino por las reflexiones que pueda propiciar a partir de unos usos cotidianos y expandidos.
Dark Kitchen, 2021. Imagen cedida por la artista.
En "Le ventre de Paris" (2023), el sistema digestivo simboliza los diferentes barrios de esta ciudad. ¿Podrías hablarnos sobre el concepto de "el cuerpo" en esta obra?
"Le Ventre de Paris" es una videoinstalación inspirada en la novela homónima de Zola. En esta obra, Zola aborda las clases sociales y el mercado parisino. Les Halles, el mercado central, hoy un centro comercial, sigue siendo un lugar lleno de contrastes, donde convergen cuerpos de la periferia y del centro de París. Mi proyecto se extiende desde el centro hasta la periferia, explorando hábitos alimentarios y la metamorfosis de la ciudad en un aparato intestinal, donde el metro y las catacumbas se entrelazan con un nuevo mercado internacional. A través de esta pieza, abordo esta transformación, conectando la novela de Zola con la realidad contemporánea.
La primera vez que trabajaste con textiles fue durante tu Erasmus en París, como parte de un proyecto desarrollado con amigas. ¿Qué te atrajo de este medio?
Hace una década, cuando llegué a París como estudiante de intercambio de Bellas Artes, descubrí un mundo de posibilidades que Sevilla no me ofrecía. Uno de mis recuerdos más queridos es una pieza que creé para una asignatura de dibujo. Con muy pocos recursos, compré ropa de segunda mano, lencería y otras prendas, y con ellas construí una pantalla de proyección. El ejercicio, que para mí estaba muy ligado a la pintura, consistía en transformar la tela del soporte-lienzo en otro espacio, un lugar donde siguieran apareciendo imágenes, pero también desapareciendo. Esta experiencia, cocinada entre amigas del intercambio en una habitación pequeña, espontánea pero significativa, marcó profundamente mi forma de entender la práctica artística.
Me hizo comprender que podía crear lo que quisiera y que cada proyecto era una oportunidad para explorar y conocer. Desde entonces, he llevado conmigo la idea de que cada obra es diferente, libre de las limitaciones comerciales y de la necesidad de correlacionarse con trabajos anteriores.
Desde mi infancia, el mundo textil siempre estuvo presente en mi vida. Mi abuela era costurera. Aunque tradicionalmente asociado con lo femenino, para mí, lo textil es mucho más que eso; es una tecnología afectiva que se puede doblar, transportar y legar.
En muchas de mis piezas, empleo materiales reciclados y de desecho, como en el biombo “Mapa de París” (2024), cuya estructura fue encontrada. Este enfoque refleja esas estrategias de aprovechamiento tan presentes en los entornos obreros, en el campo, en los pueblos o en los barrios, donde se aprovecha todo, incluso el lenguaje.
En "Cuerpo de trabajo" (2022), investigas el famoso "quejío flamenco," relacionando este sonido de lamento típico de la música flamenca con males contemporáneos. ¿Podrías explicarnos el tratamiento de este elemento tan andaluz en tu trabajo?
En "Cuerpo de Trabajo", exploro las posibilidades emancipatorias del quejío, tan distintivo del flamenco. Esta queja nos lleva a un viaje histórico por Andalucía, donde se han reprimido símbolos y lenguajes. También reflexiono sobre nuestras quejas contemporáneas, como la salud mental y cómo manifestamos ese dolor. Mientras suena música en mi estudio, coso piezas textiles a máquina. Dependiendo del palo, las costuras y los materiales varían. Reflejan diferentes partes del aparato fonador humano, las mismas partes que utilizamos para llorar, gritar y expresarnos. Los “Abrigos para cuerpos sin forma” (2022) son piezas fluidas, ligeras, están hechas para dar calor pero apenas ocupan espacio.
Cuerpo de trabajo, vista general, 2022. Imagen cedida por la artista
Recientemente, realizaste una pieza textil para una bailaora de flamenco ¿Puedes describir el proceso de crear una pieza que va a servir también para expresar la identidad de otra artista? ¿Qué hay de traducir la danza y la música en materiales textiles y visuales?
Sí, he estado trabajando en una bata de cola inflable para una bailaora. Ella estaba investigando sobre la figura de Antonia Mercé, La Argentina, y yo estaba trabajando sobre “La romería de los cornudos”, un ballet de Federico García Lorca donde iba a aparecer esta artista, aunque después lo hizo “La Argentinita”. Esta confusión acercó nuestros procesos y me hizo pensar en los diseños de vestuario de Bacarisas para esa misma pieza, muy aireados y con mucho volumen. A partir de ahí, traduje las formas que estaba manipulando en ese momento con el proyecto “Cuerpo de trabajo” y esos “Abrigos para cuerpos sin forma” a una pieza que de verdad puede llevarse puesta. De ahí nació esta versión contemporánea de bata de cola, que bien podría ser un proyecto del arquitecto De Prada Poole.
¿De qué parte de ti surge el proyecto “carne de mi carne” (2023)?
"Carne de mi carne" es una obra muy importante para mí. Está compuesta por dos partes hasta ahora, aunque pronto se añadirá una tercera. Este proyecto es orgánico en su naturaleza; surgió con los medios disponibles y se desarrolla de la mejor manera posible. Ganar el premio Generaciones 2020 fue fundamental, me brindó el tiempo y el espacio para escribir, reflexionar y detenerme. A través de esta obra, construyo una especie de documental de ficción sobre mi propia familia, originaria de Aracena, una región con una industria cárnica de gran peso social y económico. Inspirada por las reflexiones de una antropóloga francesa, exploré las posibles implicaciones del patriarcado en la relación con la carne, desde la división del trabajo hasta los estereotipos sobre lo rural y los roles de género en esos contextos. A través de vivencias familiares, este proyecto desentraña las complejas dinámicas económicas y sociales arraigadas en la industria de la carne en el territorio rural.
Carne de mi Carne: entraña, 2021. Imagen cedida por la artista
En 2022, co-fundaste el proyecto Grotta, una residencia artística en la Sierra de Aracena. ¿Cómo nació este proyecto?
Grotta es un proyecto que nació de mi pasión por la colaboración artística y la creación colectiva. Durante las residencias en la Sierra de Aracena, buscamos fomentar el intercambio creativo y la exploración artística en un entorno natural. Para mí, la colaboración artística es una forma de enriquecer mi propia práctica y aprender de las demás artistas.
Actualmente, estás trabajando con una beca de investigación en el Centro Pompidou de París. De cara al futuro… ¿Te gustaría seguir combinando tu práctica artística con la investigación o el comisariado?
La investigación forma parte de mi trabajo, ya sea como una manera de acercarme a la práctica artística o a la producción de conocimiento. No puedo responder con claridad sobre esos planes de futuro, quizás porque nuestra existencia como agentes del cognitariado nos obliga a permanecer en esta concatenación de proyectos que parece no acabar. Sin embargo, lo que realmente me atrae de esta forma de vida y de trabajo es la capacidad de explorar constantemente ideas nuevas. Me sumerjo en archivos, conecto con nuevas personas y siempre estoy en movimiento. Aunque no tengo claro hacia dónde me dirijo exactamente, sé que estoy en camino. Mi experiencia en museos, tanto en términos de investigación como de comisariado, me ha abierto los ojos a un mundo que me intriga cada vez más. No estoy segura de si algún día me dedicaré a ello de lleno, pero he aprendido mucho sobre las dinámicas institucionales desde dentro. Es un mundo complicado pero fascinante, donde las instituciones no solo reflejan lo que se hace afuera, sino que también influyen en ello. En los próximos 10 años, me encantaría seguir explorando y descubriendo nuevos horizontes en mi práctica artística y en el ámbito institucional.
Texto and fotos por Whataboutvic
¡Hola, María! Naciste en Aracena, Huelva, y desde entonces has llevado una vida muy movida. Sevilla, Berlín, Barcelona… y ahora París. ¿Puedes explicar tu trayectoria y qué te llevó a mudarte a estas ciudades?
Desde que comencé mis estudios, mi vida ha estado llena de constantes mudanzas, como para muchas de las que nos dedicamos al arte. Cada ciudad en la que he vivido ha afectado a mi práctica artística, quizás porque dejarse afectar es la única manera de poder seguir haciendo, buscando hacia delante pero también hacia el pasado, intentando entender lo que nos sostiene aquí, ahora.
"Me he ido tantas veces que no sé si avanzo o retrocedo..." (2023) es el título del proyecto que estás desarrollando. Además de tratar tus propias circunstancias nómadas, ¿también tienes la intención de expresar una preocupación más general sobre la precariedad en el sector artístico, específicamente en España?
Es una cuestión que atraviesa todo mi trabajo. He crecido en un pueblo del Andalucía donde aparentemente no hay acceso a la cultura pero, sin embargo, hay muchas artistas, músicos, fotógrafas… El poco apoyo institucional que recibimos y la falta de una red de apoyo hace que todo ese potencial cultural se pierda o se olvide y que muchas acabemos teniendo que irnos. Cuando llegamos a las ciudades, esos supuestos grandes polos culturales, vivimos en condiciones a veces indignas y tenemos que volver a construir nuevas redes, nuevos espacios seguros.
¿Por qué tu elección de medios digitales?
Suelo trabajar con medios digitales, aunque de manera un poco “pirata”, en el sentido en que intento usar esas tecnologías para cambiar las imágenes hegemónicas a las que contribuyen por otras imágenes que se acerquen más a la carne. Por ejemplo, me apropio de herramientas 3D o de vídeos ya producidos y, mediante el montaje y el ensamblaje, los introduzco en nuevos contextos de significado. Siempre intento cuidar la elección de medios y materiales, aunque no me interesa “lo digital” simplemente por lo novedoso que pueda llegar a ser, sino por las reflexiones que pueda propiciar a partir de unos usos cotidianos y expandidos.
Dark Kitchen, 2021. Imagen cedida por la artista.
En "Le ventre de Paris" (2023), el sistema digestivo simboliza los diferentes barrios de esta ciudad. ¿Podrías hablarnos sobre el concepto de "el cuerpo" en esta obra?
"Le Ventre de Paris" es una videoinstalación inspirada en la novela homónima de Zola. En esta obra, Zola aborda las clases sociales y el mercado parisino. Les Halles, el mercado central, hoy un centro comercial, sigue siendo un lugar lleno de contrastes, donde convergen cuerpos de la periferia y del centro de París. Mi proyecto se extiende desde el centro hasta la periferia, explorando hábitos alimentarios y la metamorfosis de la ciudad en un aparato intestinal, donde el metro y las catacumbas se entrelazan con un nuevo mercado internacional. A través de esta pieza, abordo esta transformación, conectando la novela de Zola con la realidad contemporánea.
La primera vez que trabajaste con textiles fue durante tu Erasmus en París, como parte de un proyecto desarrollado con amigas. ¿Qué te atrajo de este medio?
Hace una década, cuando llegué a París como estudiante de intercambio de Bellas Artes, descubrí un mundo de posibilidades que Sevilla no me ofrecía. Uno de mis recuerdos más queridos es una pieza que creé para una asignatura de dibujo. Con muy pocos recursos, compré ropa de segunda mano, lencería y otras prendas, y con ellas construí una pantalla de proyección. El ejercicio, que para mí estaba muy ligado a la pintura, consistía en transformar la tela del soporte-lienzo en otro espacio, un lugar donde siguieran apareciendo imágenes, pero también desapareciendo. Esta experiencia, cocinada entre amigas del intercambio en una habitación pequeña, espontánea pero significativa, marcó profundamente mi forma de entender la práctica artística.
Me hizo comprender que podía crear lo que quisiera y que cada proyecto era una oportunidad para explorar y conocer. Desde entonces, he llevado conmigo la idea de que cada obra es diferente, libre de las limitaciones comerciales y de la necesidad de correlacionarse con trabajos anteriores.
Desde mi infancia, el mundo textil siempre estuvo presente en mi vida. Mi abuela era costurera. Aunque tradicionalmente asociado con lo femenino, para mí, lo textil es mucho más que eso; es una tecnología afectiva que se puede doblar, transportar y legar.
En muchas de mis piezas, empleo materiales reciclados y de desecho, como en el biombo “Mapa de París” (2024), cuya estructura fue encontrada. Este enfoque refleja esas estrategias de aprovechamiento tan presentes en los entornos obreros, en el campo, en los pueblos o en los barrios, donde se aprovecha todo, incluso el lenguaje.
En "Cuerpo de trabajo" (2022), investigas el famoso "quejío flamenco," relacionando este sonido de lamento típico de la música flamenca con males contemporáneos. ¿Podrías explicarnos el tratamiento de este elemento tan andaluz en tu trabajo?
En "Cuerpo de Trabajo", exploro las posibilidades emancipatorias del quejío, tan distintivo del flamenco. Esta queja nos lleva a un viaje histórico por Andalucía, donde se han reprimido símbolos y lenguajes. También reflexiono sobre nuestras quejas contemporáneas, como la salud mental y cómo manifestamos ese dolor. Mientras suena música en mi estudio, coso piezas textiles a máquina. Dependiendo del palo, las costuras y los materiales varían. Reflejan diferentes partes del aparato fonador humano, las mismas partes que utilizamos para llorar, gritar y expresarnos. Los “Abrigos para cuerpos sin forma” (2022) son piezas fluidas, ligeras, están hechas para dar calor pero apenas ocupan espacio.
Cuerpo de trabajo, vista general, 2022. Imagen cedida por la artista
Recientemente, realizaste una pieza textil para una bailaora de flamenco ¿Puedes describir el proceso de crear una pieza que va a servir también para expresar la identidad de otra artista? ¿Qué hay de traducir la danza y la música en materiales textiles y visuales?
Sí, he estado trabajando en una bata de cola inflable para una bailaora. Ella estaba investigando sobre la figura de Antonia Mercé, La Argentina, y yo estaba trabajando sobre “La romería de los cornudos”, un ballet de Federico García Lorca donde iba a aparecer esta artista, aunque después lo hizo “La Argentinita”. Esta confusión acercó nuestros procesos y me hizo pensar en los diseños de vestuario de Bacarisas para esa misma pieza, muy aireados y con mucho volumen. A partir de ahí, traduje las formas que estaba manipulando en ese momento con el proyecto “Cuerpo de trabajo” y esos “Abrigos para cuerpos sin forma” a una pieza que de verdad puede llevarse puesta. De ahí nació esta versión contemporánea de bata de cola, que bien podría ser un proyecto del arquitecto De Prada Poole.
¿De qué parte de ti surge el proyecto “carne de mi carne” (2023)?
"Carne de mi carne" es una obra muy importante para mí. Está compuesta por dos partes hasta ahora, aunque pronto se añadirá una tercera. Este proyecto es orgánico en su naturaleza; surgió con los medios disponibles y se desarrolla de la mejor manera posible. Ganar el premio Generaciones 2020 fue fundamental, me brindó el tiempo y el espacio para escribir, reflexionar y detenerme. A través de esta obra, construyo una especie de documental de ficción sobre mi propia familia, originaria de Aracena, una región con una industria cárnica de gran peso social y económico. Inspirada por las reflexiones de una antropóloga francesa, exploré las posibles implicaciones del patriarcado en la relación con la carne, desde la división del trabajo hasta los estereotipos sobre lo rural y los roles de género en esos contextos. A través de vivencias familiares, este proyecto desentraña las complejas dinámicas económicas y sociales arraigadas en la industria de la carne en el territorio rural.
Carne de mi Carne: entraña, 2021. Imagen cedida por la artista
En 2022, co-fundaste el proyecto Grotta, una residencia artística en la Sierra de Aracena. ¿Cómo nació este proyecto?
Grotta es un proyecto que nació de mi pasión por la colaboración artística y la creación colectiva. Durante las residencias en la Sierra de Aracena, buscamos fomentar el intercambio creativo y la exploración artística en un entorno natural. Para mí, la colaboración artística es una forma de enriquecer mi propia práctica y aprender de las demás artistas.
Actualmente, estás trabajando con una beca de investigación en el Centro Pompidou de París. De cara al futuro… ¿Te gustaría seguir combinando tu práctica artística con la investigación o el comisariado?
La investigación forma parte de mi trabajo, ya sea como una manera de acercarme a la práctica artística o a la producción de conocimiento. No puedo responder con claridad sobre esos planes de futuro, quizás porque nuestra existencia como agentes del cognitariado nos obliga a permanecer en esta concatenación de proyectos que parece no acabar. Sin embargo, lo que realmente me atrae de esta forma de vida y de trabajo es la capacidad de explorar constantemente ideas nuevas. Me sumerjo en archivos, conecto con nuevas personas y siempre estoy en movimiento. Aunque no tengo claro hacia dónde me dirijo exactamente, sé que estoy en camino. Mi experiencia en museos, tanto en términos de investigación como de comisariado, me ha abierto los ojos a un mundo que me intriga cada vez más. No estoy segura de si algún día me dedicaré a ello de lleno, pero he aprendido mucho sobre las dinámicas institucionales desde dentro. Es un mundo complicado pero fascinante, donde las instituciones no solo reflejan lo que se hace afuera, sino que también influyen en ello. En los próximos 10 años, me encantaría seguir explorando y descubriendo nuevos horizontes en mi práctica artística y en el ámbito institucional.
Texto and fotos por Whataboutvic
My job is just about seduction: Alicia, Flippo, Paula, Luis, Constanze, 2021. Imagen cedida por la artista
Carne de mi Carne: entraña, 2021. Imagen cedida por la artista.