SOÑANDO EN BUCLES

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Entrevista a Elisa Pardo Puch (b.1988), vive y trabaja entre Madrid, España y Berlín, Alemania.

Sigo a Elisa a través de la galería Pradiauto, convertida por la artista en una fantátsica sala llena de repeticiones, como si de un cuarto de espejos se tratara. En su exposición individual “Quienes vagan curiosos por mil maravillas” presenta un intrigante universo de marcas intuitivas donde vuelca sueños febriles, viajes, percepciones, una ansia de algo que busca a través del papel y el lápiz y no llega a definir. Allí donde se entremezclan sueños de cabaré y luces nocturnas berlinesas, música, artistas de otras épocas y una sordidez dulce, cómica.

Sus piezas respiran con historias propias y ajenas, entretejiendo un sinfín de contrastes - lo repugnante, lo ligero, lo táctil, lo desechable - hablando sobre recuerdos del pasado privado y común, un espacio donde la narración se torna bucle y repetición constante, un espiral, una lengua que atraviesa una sala como una invitación macabra a participar de un extraño juego de realidades dichas y calladas. Una búsqueda que es materia en sí misma, o materia como búsqueda, o el rallajo sobre el papel como redención, lugar y encuentro. El textil como espacio histórico donde la voz de muchas encuentra el eco de la mano de Elisa. 

Y el de sus palabras: 

Imagen cedida por la galería Pradiauto. 

¡Hola, Elisa! La repetición de patrones es clave en tu obra. ¿Por qué te interesa tanto la repetición mecánica? ¿Hay algo meditativo en tu forma de trabajar?

En muchos de mis proyectos, la repetición de un determinado patrón conforma la base sobre la que empezar a generar variaciones. Es como si fuera mi manera de aproximarme a la proyección de una idea, de entrar al dibujo para después tratar de salir de esa retícula que he creado.

Las pequeñas variaciones que genero son las que más me interesan, los pequeños cambios.También tiene que ver con los movimientos que hago al trabajar. Mi forma de dibujar y de coser consiste en repetir una y otra vez el mismo movimiento, puede que sea algo meditativo, algo que me permite entrar en un estado de concentración.

Has trabajado con la simbología e historia de los textiles, como por ejemplo en “Manteles” (2021). ¿Qué te atrae de estos materiales? ¿Crees que hay una intención feminista en el uso de un material tradicionalmente asociado a la artesanía femenina?


El textil me atrae como material, como objeto que se despliega y ocupa espacio y se amolda a otras superficies, que puede ser plegado y guardado. Es una forma de existir menos impositiva. También contiene una temporalidad diferente, permite imaginar a las personas trabajando en las piezas, el tiempo que ha podido durar su creación, apela al cuerpo, al tacto. Y también son materiales más perecederos, pueden romperse, deformarse.

Sí hay una intención feminista en el uso del textil. Para mí es un material que me resulta muy familiar a la hora de trabajar y está históricamente ligado al trabajo de la mujer. Es un espacio contradictorio porque las mujeres fueron relegadas a él, pero a la vez, fue tomado por muchas como un campo de producción, transmisión y conservación de conocimiento y de experimentación. Además, alrededor de la costura se creaban momentos y espacios seguros para el encuentro entre mujeres.

Utilizo el textil porque al hacerlo inevitablemente hablo de la historia silenciada del trabajo de las mujeres. En la pieza “Manteles”, me remito a una historia no comprobada acerca de la bandera de fin de carrera, que se piensa que surgió en el siglo XIX en Estados Unidos en carreras de caballos en las que los hombres competían y las mujeres preparaban la comida en el campo. Para parar la carrera y que la comida comenzara, las mujeres agitaban los manteles de cuadros.


He trabajado muchos años de asistente para otros artistas, pintando sus acuarelas, y ese patchwork está hecho con tela de algodón que yo utilizaba como trapo para limpiar los pinceles mientras trabajaba para ellos. Como si fuera un rastro de mi trabajo, un calendario del tiempo dedicado al enriquecimiento de otros. Esa pieza habla de las historias ocultas de quienes sostienen realmente el funcionamiemto de las cosas.


En la descripción de tu obra “A Strange Fairytale”, mencionas "Las mil y una noches" y el mito del hilo de Ariadna, siendo la estructura narrativa un elemento fundamental en cada historia. ¿Por qué te interesan estos referentes? ¿Puedes hablarnos del componente “narrativo” en tu trabajo?

En algunos de mis trabajos apelo a hechos concretos de mi vida, pero también a sucesos externos. Esta es la parte más narrativa que tiene mi trabajo, el que unir vivencias sea el punto de partida para generar una pieza y que ese hecho se incluya en la explicación de la obra.

Respecto a "Las mil y una noches" y el mito del hilo de Ariadna, esas historias me interesan porque sus estructuras narrativas forman parte de la propia historia. Explicitan la construcción de la obra, el un juego entre la ficción y la realidad. Me interesan las obras que pasan de un lugar a otro.


Imagen cedida por la galería Pradiauto. 

Cuando nos conocimos, charlamos sobre un montón de películas, canciones y artistas que te inspiran. ¿Puedes mencionar algunas de tus principales referencias?

A la hora de trabajar me inspiran muchas cosas. En este último proyecto, el arranque fue la película “Lola” de Rainer Werner Fassbinder; las luces de algunas de las escenas y la sordidez de las películas de ese director; los personajes complejos oscuros y luminosos a la vez…

A raíz de la película me interesé por el fenómeno del cabaret en Berlín, especialmente durante la República de Weimar, las artistas que lo desarrollaron y qué características sociales y económicas propiciaron esta escena. Fue un momento de gran libertad cultural y gran pobreza.

El título de la exposición “Quienes vagan curiosos por mil maravillas” es una frase traducida de la canción Das lila Lied, una canción alemana de 1921 que es un himno a la libertad sexual. Aunque en cada proyecto puede que tenga distintas referencias, una que se ha mantenido es la del trabajo de artistas como Gunta Stölzl oAnni Albers, y en general el trabajo que hizo la Bauhaus, un movimiento que intentó abarcar cada aspecto de la vida. Me interesa mucho esa idea utópica de que el arte y el conocimiento compartido pueda mejorar la vida.


Me comentaste que en 2023 realizaste una serie de dibujos mientras estabas mala y con mucha fiebre - ¿En qué se diferenció esta experiencia de tu manera de trabajar habitual? En general, ¿Qué medida hay de intuición, planificación o espontaneidad en tus procesos?

Esta serie de dibujos ocurrieron cuando volví de haber pasado tres meses en una residencia artística en Munich. Pasé una semana con fiebre en la cama y durante ese tiempo me puse a dibujar. Me dolía el cuerpo y yo intentaba pensar en algo placentero, en inducirme al bienestar por medio de pensamientos: imaginaba corrientes de placer que atravesaban mi cuerpo y me quitaban el malestar. Esas formas que entraban y se dispersaban por mi interior eran las formas que dibujé, como quién hace una foto a un rayo, eran formas obtenidas al imaginar esas descargas congeladas en el tiempo. Esta fue la primera vez que utilizaba un estado de consciencia alterado para crear una serie de dibujos, algo con lo que normalmente no trabajo.

En mis procesos hay mucha planificación en las piezas textiles y el proceso es más largo. Diseño la pieza, diseño el patrón del patchwork, corto cada parte y después las vuelvo a coser, cuando ya está acabada la primera capa, enguato toda la pieza y vuelvo a coserla para que se marquen más los dibujos geométricos.

Los dibujos son más espontáneos y el proceso más instintivo, voy modificando la imagen según la voy haciendo. Aunque sí trato de mantener una coherencia entre los dibujos que forman parte de una serie.


En tu última exposición individual en la galería Pradiauto, “Quienes vagan curiosos por mil maravillas”, has mezclado por primera vez dos de tus técnicas principales, el dibujo y el textil. ¿Por qué has tomado esta decisión? ¿Qué tal te han parecido el proceso y los resultados?


Mi lenguaje se ramifica en dibujo y textil, hay continuamente una tensión entre lo bidimensional y lo tridimensional. Muchos de los dibujos son proyecciones de espacios y a su vez en las piezas escultóricas están hechas a base de costuras que también son dibujos. En “Quienes vagan curiosos por mil maravillas”, quise hacer una pieza que uniera estos dos mundos, un cuerpo híbrido, una especie de máquina que se desplegara y contuviera todo mi lenguaje.

La pieza escultórica central está hecha bajo esta idea, un cuerpo artificial que se despliega en el espacio, lo invade de forma suave, y contiene todo lo que me interesa trabajar ahora. Del dibujo sale una lengua negra de plástico que cae al suelo y llega hasta la puerta de la galería, lo que también puede interpretarse como un camino para entrar al dibujo.

En vez de unir las distintas partes cosiendo, las he unido mediante muelles metálicos, lo que contrasta con la suavidad y blandura del resto de materiales (tela de algodón, bolsas de plástico y guata) y lleva la pieza a un lado más lúdico, como si se tratara de un juguete gigante. También remite a los muelles de un colchón, que al combinarse con las piezas textiles, me lleva a ver ese objeto raro como algo íntimo.


Atravesando la sala de exposición hay una gigantesca lengua de plástico que representa también una colcha. Me interesan los contrastes de esta pieza, que genera simultáneamente rechazo y atracción. ¿Por qué te interesa oponer estas sensaciones?

Lo que me interesa es la sensación de extrañeza que puede generar el ver un objeto que crees identificar como familiar, pero al que le ha ocurrido algo raro.

La sensación de no llegar a entender algo es lo que me interesa a la hora de concebir un proyecto, y también cuando trato de ponerme en el papel de otra persona que visita la exposición. No entender las cosas del todo es lo que me hace seguir teniendo curiosidad y ganas de hacer y experimentar más cosas.


La premisa de la exposición es la de crear una maquinaría que está a punto de explotar, dejando salir una extraña sustancia. ¿Está esto también ligado a una exploración interior o emocional?

Mi forma de enfrentarme al dibujo es muy intuitiva. Dibujo sin crear bocetos previos. Supongo que al enfrentarme al proceso de esta manera permito que lo que mi mano traduce en dibujo esté muy relacionado con mis emociones. Mientras dibujaba, tenía presente la idea de un canal que contiene algo oculto en movimiento y la sensación que puede generar cuando finalmente lo oculto es liberado.

Tanto Sofía, comisaria de Pradiauto, como tú, comentasteis que notáis que las obras expuestas son cada vez más “afinadas” y directas al grano. ¿Por dónde crees que va a continuar este proceso de, digamos, “maduración”?

Creo que esto se ha debido a un proceso de trabajo más centrado. Toda la exposición la he producido en Berlín, en la residencia GlogauAIR. Desde que llegué estuve trabajando mucho, probando a mezclar dibujo y textil, dibujando sobre distintos tejidos, haciendo piezas que podían ser utilizadas por un cuerpo, mezclando dibujo, texto y pintura. Después de toda esa producción, y gracias a Pilar Soler, comencé a tomar decisiones y a renunciar a algunas cosas que había iniciado para que las piezas de esta exposición estuvieran más centradas en un mismo lenguaje y concepto.  


Actualmente eres residente en GlogauAir en Berlín, donde llevas desarrollando tu trabajo unos meses. ¿Qué te está pareciendo la escena de arte en Berlín, en comparación con Madrid, y con España en general?


En Berlín se nota que aún hay bastantes recursos para sostener el tejido artístico. Hay ayudas públicas, muchas instituciones y proyectos con programas a los que recurrir. Siento que hay distintas escenas, no sólo una, y para una persona de fuera que no hable alemán parece complicado entrar.

Aunque aún hay muchos artistas viviendo aquí, por lo que me ha contado gente que vivió aquí hace quince o diez años, las cosas han cambiado, la ciudad es muy cara y las oportunidades son menores.

Texto y fotos por Whataboutvic






Imagen cedida por la galería Pradiauto 



Imagen cedida por la galería Pradiauto. 

RATO AO SOL is a Luso-Spanish platform for the emerging arts, founded by curators Francisca Portugal and Whataboutvic.

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